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Vayamos en primer lugar a las definiciones (diccionario RAE):

>Innovación ¿hablamos todos de lo mismo?

Hablar de innovación  o simplemente utilizar la palabra “innovación” es un hecho cotidiano en multitud de conversaciones, incluso podríamos decir que es un tema de actualidad.

 Una declaración de principios previa: La Innovación es posible en la agricultura de proximidad. Vaya por delante que la agricultura masiva, la que mueve millones de toneladas y resuelve la alimentación de millones de seres humanos no cabe en esta propuesta. Pero no es menos cierto que en círculos pequeños (al fin y al cabo el globo es un conjunto de sucesivos círculos pequeños) es muy posible, al menos en los más próximos. En cualquier caso, es una aportación más al complejo mundo de hacer llegar los alimentos a los que los consumen.

La Innovación nos va dejando en la mochila, cuando no en la cuneta, productos y procesos que ayer nos parecían imbatibles y que pasan al olvido del oscuro rincón.

¿Poner marca a las innovaciones?

Hay muchas Innovaciones con marca propia: iPad, iPod, iPhone, iTunes, Spontex, Swatch, Uralita, Ray Ban, Bic, PlayStation, Walkman, Trinitron, Galaxy, Windows, Levi´s, Harley Davidson, y tantas y tantas otras en todos los campos.

El emprendimiento, la innovación y los emprendedores en general, está poniendo en primera imagen una situación de oportunidades, de generación de oportunidades que se deben aprovechar

 La Innovación, aunque resulte obvio decirlo, no aparece por generación espontánea (en tales casos se denomina serendipia), hay que generarla y para ello se requiere el sujeto que la haga posible: El Innovador.

Existe la creencia de que la Creatividad y la Innovación son incompatibles con la disciplina y la estructura. ¿Es un mito?

Ha empezado a circular el concepto de ecosistema de emprendimiento y una reciente publicación se hace eco de ello así como en una entrada de blog muy precisa al respecto