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¿Cuento o realidad?

Eran Pepe y Paco dos cuñados que allá por los años 50 del siglo pasado iniciaron un proyecto ilusionador. Se habían especializado en el cultivo de una variedad de pimientos que era la envidia de sus amigos y conocidos. Además de la venta en casa, llevaban los pimientos al mercado y tenían mucho éxito hasta el punto de ir creciendo en extensión de terreno cultivado año tras año. Todo iba muy bien y sus respectivas familias estaban cada vez más inmersas en los trabajos del campo. En un determinado momento los propios intermediarios del mercado de abastos les propusieron hacer la compra directamente en el campo, que ellos se dedicaran solamente a su especialidad (cultivar), hacer la selección de los mismos y dejar el transporte y comercialización en manos del comerciante. El negocio era cada vez mejor ya que Pepe y Paco sabían cultivar los pimientos, podían estar siempre en el campo y no tener que ir al mercado. Por otra parte se evitaban los gastos derivados de dicha comercialización, el madrugar, la incertidumbre de la venta, etc. Parecía un cuento de hadas o tal vez mejor del genio de la botella que les iba concediendo los deseos.

Se extendió la voz de la buena marcha de los amigos y empezaron nuevos agricultores a imitarlos mediante la selección de las mejores semillas, cultivo parecido y a contactar con los comerciantes. Tanto se extendió la voz que toda la comarca se teñís de rojo pimiento durante el verano. Pero algo empezó a cambiar para Pepe y Paco. El intermediario ya no podía pagar tanto por los pimientos ya que había mucha oferta y los precios empezaron a ir a la baja. Lo que en un tiempo fue bueno para unos empezó a torcerse para todos. Hasta tal punto se deterioró el precio de venta que nuestros amigos decidieron volver a cargar sus pimientos y llevarlos al mercado de abastos. Pero lo mismo hicieron los demás agricultores de la comarca que se encontraban en las mismas circunstancias. La situación no mejoró. Nuestros amigos tomaron una decisión drástica y empezaron a confeccionar sus pimientos, encajarlos después de clasificados, etiquetarlos, presentarlos envasados en lotes pequeños y no a granel. Mucho más trabajo pero parece que funcionó. Nuevamente se cambió el camino de ir y volver de unos y otros.

El comerciante volvió al pueblo a por las preciosas cajitas de Pepe y Paco y se reprodujo el cuento como si fuese un nuevo deseo solicitado al genio. Pero el comerciante, habiendo aprendido de la anterior vez, pidió lo mismo al resto de agricultores y se reprodujo la situación. Nuevamente se cerró el círculo con el camino de las cajitas al mercado de abastos en vez de vendidas en el campo y así... Al final y estando un día comiendo en el campo, Pepe y Paco que ya tenían 20 años más llegaron a una conclusión: Mientras estamos solos o casi solos, el tema funciona pero cuando somos muchos ya no funciona. O cultivamos algo que sea casi imposible de hacer para otros, bien por inversión, especialidad o simplemente por tener el secreto de la semilla, o nos recluimos nuestro pequeño terreno y tratamos de sobrevivir. Con el paso del tiempo aparecieron comerciantes que invertían directamente en mucho terreno y medios y contrataban a los agricultores para el cultivo. Pepe y Paco fueron llegando a la edad del retiro cultivando su campo, disfrutando del contacto del aire y viendo como el genio se había aliado con el que tenía el poder.  

¿Cuento o realidad? ¿Qué alternativa les proponemos a los hijos de Pepe y Paco?

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