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Las características de los entornos competitivos en los que se mueven las organizaciones empresariales han cambiado sustancialmente en los últimos años y las Pymes no son una excepción. Las diferentes formas empleadas para salir de la crisis, la globalización de las industrias y organizaciones, la presencia de nuevas potencias comerciales, la mayor sofisticación de los clientes, las desregularizaciones, los avances tecnológicos, etc., son algunas de las causas que obligan a las organizaciones empresariales a desarrollar sus actividades en entornos mucho más competitivos y dinámicos que en el pasado. Lo que antes podía garantizar el éxito competitivo hoy en día es totalmente insuficiente, no sólo para competir con éxito sino incluso para subsistir.

En la actualidad, no basta con tener un Modelo de Gestión que dé cumplida respuesta a los requerimientos del entorno en un momento dado. La rapidez con la que cambia el entorno y, por lo tanto, las reglas del juego, hace que la única gestión que en la actualidad puede ser considerada buena sea aquella que contiene en su seno la capacidad de su propia transformación, de la adaptación constante al cambio, cuando no a anticiparse al mismo. Por lo tanto es la capacidad de adoptar en cada momento aquellos sistemas, prácticas y estilos de gestión que mejor satisfagan los requerimientos que comporte competir, teniendo en cuenta las circunstancias y exigencias concretas del entorno y la cultura de la organización, es esa capacidad de adaptación al cambio la que puede diferenciar a unas organizaciones de otras y lograr mayor índice de supervivencia.

Para que esta adaptación al entorno sea posible, las organizaciones transformadoras se han dotado tradicionalmente de cuatro cualidades complementarias y prioritarias:

·   En primer lugar, han puesto en marcha sistemas que les permiten tener un conocimiento puntual de su cambiante entorno.

·   Tras hacerse con la información, estas empresas son capaces de comprenderla y de aprender a partir de ella para de esta forma poder dar una respuesta creativa a su entorno, avanzarse a su evolución e influir en él.

·   Posteriormente, y con objeto de adecuar dicha respuesta a las necesidades cambiantes del entorno, las organizaciones transformadoras son suficientemente ágiles como para modificar sus productos y servicios, de forma que éstos se adapten constantemente a las nuevas demandas del entorno.

·   Por último, estas organizaciones evalúan de manera continua su rendimiento para, de esta forma, descubrir oportunidades potenciales y saber qué acciones de mejora son las más convenientes para hacerlas realidad. En suma, lo que intentan es no sólo aprender sino acelerar el proceso de aprendizaje, con el objetivo de mejorar rápidamente.

Las nuevas circunstancias obligan a realizar cambios, transformaciones:

·   De organizaciones centradas en sí mismas a organizaciones ágiles, aprendiendo continuamente del entorno para ser capaces de satisfacer y anticiparse a las cambiantes expectativas de los clientes, accionistas, colaboradores, proveedores y sociedad en general.

. De la empresa como conjunto de unidades estable gestionado por áreas funcionales (“organización vertical”), a la empresa como sistema en adaptación permanente gestionado por procesos (“organización horizontal”).

·   De empleados que cumplen, trabajando fundamentalmente como individualidades, a colaboradores comprometidos e involucrados trabajando predominantemente como parte de equipos.

·   Del directivo como administrador al directivo como líder del proceso de transformación.

. De tomar decisiones basándose en impresiones y suposiciones a mejorar continuamente la gestión de la organización a partir del seguimiento de indicadores.

Veamos algunos factores que se venían planteando como determinantes a la hora de mantener la supervivencia de las organizaciones: La Calidad y la Innovación, así como otros adicionales.

Los tradicionales estudios basados en el PIMS analizan el impacto de la Calidad desde la perspectiva del marketing y utilizan como concepto de Calidad el de “Calidad percibida”. El método utilizado en dichos estudios viene indicado en la bibliografía (Buzzell y Gale).

Son muchos los estudios realizados y en todos los basados en el PIMS se utiliza una medida de la Calidad del Producto como variable independiente y, principalmente, se la relaciona con resultados de índole económico-financiera o de mercado, es decir, no se contemplan todavía las prácticas de Gestión de la Calidad ni los Resultados Operacionales. Pero se encuentran resultados de correlación entre la Calidad y los Resultados, aunque otros trabajos no la encuentran y que podemos resumirlo diciendo que las empresas cuyos productos tenían una Calidad percibida mayor tenían mayor rentabilidad.

Desde un punto de vista teórico, es razonable pensar que la adopción de las prácticas de Gestión de la Calidad por parte de las empresas contribuya a una mejora de los Resultados, sobre todo de los de índole operativa:

El objetivo perseguido por este tipo de prácticas es la prevención de errores:

o Esta labor de prevención se traducirá en un menor número de fallos

o Lo que se traducirá de manera inmediata en una reducción de los productos defectuosos (mejora de la Calidad de conformidad).

o Si la conformidad con las especificaciones se consigue sin mayores problemas:

§  La eficiencia de los procesos mejorará ya que disminuirá el número de paradas para ajustar los procesos

§  Se ahorrarán recursos materiales y de mano de obra.

§  Aumentará la velocidad del proceso

§  Mejora en el grado de cumplimiento en las entregas al cliente

Con esta conclusión podríamos preguntarnos ¿Han sobrevivido todas las empresas que disponían de buenas prácticas de Gestión de la Calidad?. Obviamente no es así, la Crisis ha barrido todo tipo de empresas, lo que nos lleva a pensar en otros factores.

Veamos ahora el caso de la Innovación como otro de los paradigmas escudo contra la Crisis.

En la actualidad es plenamente verificable que los países identificados como naciones en desarrollo se han caracterizado por ser exportadores de materias primas, y más recientemente, de mano de obra a través de la emigración. En cambio, los países tradicionalmente más prósperos han sido menos dependientes de la exportación de materias primas (en algunos casos no contaban con ellas en absoluto); en sus economías ha existido una fuerte correlación entre la riqueza y la magnitud de la industrialización. La producción industrial representa, en cierto sentido, una etapa supe­rior de producción, y aseguró que el desarrollo de la producción industrial en los países avanzados fue en paralelo a su espectacular progreso económico y a la elevación de nivel de vida de sus habitantes, pues muchos productos industriales son casi representativos de un nivel de vida alto: en los países desarrollados la productividad y la mayor cualificación de la mano de obra en la industria han tendido a ser considerablemente mayores que en las tradicionales actividades agrícolas, tan características de los países en desarrollo.

Llegados a este punto, es menester recordar que el pensamiento neoschumpeteriano considera que los empresarios, en su afán por incrementar sus ganancias, modifican rutinas, y al modificarlas crean nuevas trayectorias para las cuales hay que crear nuevos hábitos y nuevas instituciones. Las empresas deben poner en marcha procesos de learning-by-doing (aprender haciendo) y learning-by-using (aprender usando), en los cuales el aprendizaje sea acumulativo, lo que permitirá incrementar la productividad y reducir los costes medios de producción. El crecimiento inducido por las innovaciones permite que el cambio tecnológico impacte en el tema económico a través del Efecto Verdoorn, el cual presume que el crecimiento de la productividad total de los factores está en función del crecimiento de la producción. Esto es, existe un proceso de aprendizaje acumulativo en el tiempo (el concepto de curvas de aprendizaje) en la medida que más personas usen la misma tecnología, insumos intermedios y máquina. Finalmente, si las empresas implementasen unas estrategias de corte neoschumpeteriano, podrían lograr que el efecto de las innovaciones inducidas por el crecimiento vuelva endógeno el cambio tecnológico (al menos parcialmente) y, de ese modo, se puedan implementar procesos basados en el "learning by interacting".

Llegados aquí la Innovación afecta a los Resultados no tanto por sí misma como por su influencia en la Productividad (productividad total de los factores).

 

 
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